4.7/5 - (6 votos)

¿Por dónde lo dejamos anteriormente? Ah sí, estabamos por fin de parto, cuando una enfermera salió a la sala de espera a buscarme.

– 👩‍⚕️ Pase por aquí, su mujer está de parto.
– 👨🏻 ¿Cómo? ¿Ya? «¿Sin romper aguas, ni tapones mucosos, ni cosas de esas…?»
– 👩‍⚕️ Sí, ya está más que lista. Ha llegado con 9 centímetros de dilatación.
– 👩‍⚕️ Le vemos el pelo a la niña.

El parto ya está en marcha

No me lo creía porque no había tenido las contracciones que le dijeron, cada 5 minutos, y se nos había mezclado todo un poco con los dolores de barriga por la gastroenteritis. Pero ahí estaba ella, ya con medio trabajo hecho de casa.

– 👩🏻 No me dejan ponerme la epidural, dicen que con 9 centímetros el parto ya está muy avanzado y ya no se puede poner.
– 👨🏻 ¿Y cómo estás? ¿Te duele?
– 👩🏻 Pues no tanto, pero tampoco estoy como para irme de fiesta.
– 👩🏼‍⚕️ Venga, cada vez que notes una contracción empuja fuerte, y con calma, saldrá la niña.
– 👩🏻👨🏻 ¡Vamos a ser padres!
– 👨🏻 ¿Puedo ya avisar a los futuros abuelos?
– 👩🏻 Sí… venga diles algo. Ya pueden ir viniendo.

Yo ahí, a su lado, agarrándole la mano, como en las películas, y observando cómo subían y bajaban las agujas de los monitores.

Monitores durante el parto
Barriga extremadamente embarazada conectada a monitores

– 👩🏼‍⚕️ Que ya viene una contracción… empuja fuerte, fuerte, fuerte…
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👩🏼‍⚕️ ¡Fuerte, fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👩🏼‍⚕️ ¡Fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuugg… ya no puedo más!

Varios intentos más tarde…

– 👩🏼‍⚕️ No ha llegado el cambio de turno. La ciudad está inundada y las carreteras cortadas. Tenemos otros 2 partos que asistir entre 1 ginecóloga y 2 matronas. Uno de ellos parto múltiple.
– 👩🏻👨🏻 ¡Vaya día para parir, que hemos escogido!
– 👩🏼‍⚕️ Esto va para largo. Os dejo un momento solos, y ahora vuelvo. Seguid como hasta ahora y cada vez que venga la contracción, a empujar. Total, no va a salir fácil.
– 👨🏻 ¡Lo tengo todo bajo control 💪🏻!
– 👩🏼‍⚕️ Vale, enseguida vuelvo. Si necesitáis algo, estoy en la sala de al lado.
– 👩🏻 ¿Estás seguro?
– 👨🏻 Sí, sí, ya me he fijado en como funciona esto. Tú hazme caso, que veo ahí cuándo te vienen las contracciones.



Solos, de parto, ante el peligro

Y ahí estaba yo, de matrona improvisada, aguantándole la mano a mi mujer, y avisándole de cuándo le tocaba empujar. Mientras tanto, fuera de la sala de partos, caía el diluvio universal. El agua cayendo por los ascensores como si fueran cascadas, y todas las carreteras de acceso cortadas. De hecho, la carretera por la que vinimos nosotros desde casa estaba inundada.

Haz de Matrona en el parto

– 👨🏻 Que ya viene una contracción… empuja fuerte, fuerte, fuerte…
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👨🏻 ¡Fuerte, fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👨🏻 ¡Fuerte, fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuugg… !

– 👩🏼‍⚕️ ¿Todo bien?
– 👨🏻 Sí, sí. Esto ya lo domino.
– 👩🏼‍⚕️ Vale pues me voy y vuelvo en un rato. Seguid ahí aprovechando las contracciones.

Esto cada vez iba más rápido, pero al mismo tiempo ella estaba más cansada y entre contracción y contracción se quedaba dormida. Parecía que no avanzaba la cosa, pasada la hora y media desde que entramos por la puerta de urgencias…

– 👶🏻 ¡Muaaa!
– 👩🏽‍⚕️  ¡Oh qué niño más bonito!
– 👶🏻 ¡Muaaaaaaaa!

– 👨🏻 Venga, que la vecina ya nos ha ganado. Ahora nos toca a nosotros.
– 👨🏻 Ahora, ¡empuja fuerte, fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👨🏻 ¡Más fuerte, venga, no pares!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👨🏻 Vaya gemidos, yo que me esperaba ruidos de ultratumba…
– 👩🏻 ¡uuuuugg… ZZZzzzzzz…

Ahora sí que sí: El remate final

– 👩🏼‍⚕️👩🏽‍⚕️ Hola, vengo con refuerzos, ¿cómo vais?
– 👨🏻 Parece que seguimos igual, esta niña no quiere conocernos.
– 👩🏼‍⚕️ Ahora que estoy aquí, lo intentemos un par de veces más, y acabamos.
– 👩🏽‍⚕️  Voy preparando todo el material.
– 👨🏻 ¡Que viene una contracción!
– 👩🏼‍⚕️ ¡A empujar!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👩🏼‍⚕️ ¡Fuerte, fuerte, fuerte!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👩🏼‍⚕️ Mira, mira, se le ve la cabecita casi fuera.
– 😍 Ohhh… qué bonita.
– 👩🏻 Venga, vamos a sacar ya a la niña.

Y entonces, una de las matronas se subió arriba de la cama de parto, mientras la otra se disponía a ayudar a salir a la niña y hacer una episiotomía si fuera necesario (que lo fue).
La matrona de arriba se remangó para hacer el ataque final: la «Maniobra de Kristeller«, una técnica especial que parecía sacada del pressing catch lo menos. Esa maniobra fulminante sacaría a la niña al instante.

– 👩🏽‍⚕️¡Que voy!
– 👩🏼‍⚕️ ¡Estoy lista!
– 👩🏽‍⚕️ Una… dos…. y ¡trés! 💪🏽 ¡Hyyya!
– 👩🏼‍⚕️ ✂️¡Ya está la cabeza fuera!
– 😍😍
– 👩🏽‍⚕️¡Empuja!
– 👩🏻 ¡uuuuuuggghgghghhghg!
– 👶🏼 ¡Muaaa! ¡Muaaa! ¡Muaaa!

Y la matrona puso a Mar encima de su mamá y a partir de ese momento ya sólo teníamos ojos para ella.

El piel con piel era mejor de lo que imaginábamos, incluso aunque la naturaleza siguiera su curso (ya daré más explicaciones en otro capítulo). La madre tenía una cara de felicidad infinita, y casi no se le notaba el cansancio. Mientras la cosían, la enfermera aprovechó para pesar y medir a la niña, y me la dieron a mí. Instantáneamente comenzó a chuparse la mano, queriendo mamar. Era lo más bonito que había visto nunca.

Una vez finalizado todo nos retiraron a otra sala, donde pudimos descansar y Mar se agarró al pecho comenzando a mamar como si toda la vida (su media hora de vida) lo hubiera hecho. Nos tomamos un buen rato para disfrutar a solas de ella.

Al salir, nuestras familias, que esquivaron de milagro el diluvio, nos esperaban con ilusión, por ver a la primera nieta por parte de ambas.

Y al final, de todo lo que preparamos, ni pelota, ni snacks (recuerda que estabamos malos), ni bebidas, ni películas, ni series. Nada de nada.

Después de esta experiencia ya sabes, en esta vida tienes que estar preparado para todo, y más a partir de ahora, que una vida tan pequeña y frágil dependerá de ti.

Mucha suerte nuevo Padre Primerizo.